Es muy común que en el primer semestre de curso, cuando los niños regresan a sus rutinas y retoman sus actividades físicas, tu hijo se queja de mareos o dolor de corazón al hacer deporte. En la consulta de cardiología abundan este tipo de preguntas en estos meses de otoño. La mayoría de las veces estos síntomas se deben a que sus músculos han permanecido varios meses sin mucha actividad, en verano descansan, y cuando retoman una actividad física más intensa y constante se generan cambios fisiológicos en su estructura. Esto, en la musculatura torácica, puede interpretarse como “pinchazos cardíacos” o incluso dificultades para respirar. El corazón es un músculo más y como tal hay que ejercitarlo. Un corazón «cansado» o mal entrenado late más rápido porque ha perdido su fuerza de contracción. Solo hay que ver que los grandes deportistas tienen una frecuencia cardiaca muy baja porque su corazón es muy potente (así se explica el mito de las 28 pulsaciones por minuto de Miguel Indurain). Con el entrenamiento, el corazón se agranda, aumenta la fuerza contráctil y disminuye la taquicardia. Con esto, ganamos resistencia física. Ahora bien, dejando de lado el dicho de que “cuanto más común es más probable”, no olvides consultar a tu médico. Sobre todo, debes estar atento si hay antecedentes familiares de enfermedades del corazón, en particular arritmia, muerte súbita o si tu hijo, además de tener mareos o quejarse de fóvea, ha llegado a perder el conocimiento. Es necesario excluir la presencia de defectos cardíacos o arritmias que pueden empeorar al someter al corazón a un estrés físico. Un electrocardiograma es una prueba muy sencilla de realizar y está disponible en todos los centros médicos. Nos permite descartar muchas enfermedades cardíacas prevenibles. Las asociaciones de cardiología europea y americana, en sus últimas recomendaciones, hacen más hincapié en la necesidad de realizar un electrocardiograma en niños y adolescentes que practican deportes de competición y valoran positivamente la extensión de esta práctica también a los no deportistas. En resumen, este tipo de síntomas son comunes al retomar la actividad física y en la mayoría de los casos no implican una enfermedad cardíaca. Para reducirlos o evitarlos, es recomendable retomar esta actividad aumentando gradualmente la intensidad y respetando los tiempos de descanso. Una hidratación y nutrición adecuadas también ayudarán a evitar mareos o desmayos. Artículo del Dr. J. Manuel Siurana, pediatra y cardiólogo de la Fundació Hospital de Nens de Barcelona
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Los beneficios del sexo para el corazón
Hemos mencionado repetidamente los beneficios para el corazón de una buena alimentación o ‘un correcto el ejercicio, pero también el sexo beneficia directamente a nuestro órgano más preciado. ¿Sabes cuáles son los beneficios del sexo para el corazón?
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